La radiografía del tórax es una de las exploraciones complementarias que son fundamentales para una aproximación diagnóstica de los pacientes en estudio, desempeñando a su vez un papel muy importante en el control de la evolución del paciente, así como en la toma de decisiones sobre la conducta terapéutica.
Para el estudio elemental de la radiología pulmonar se requieren una radiografía posteroanterior (PA) y una de perfil izquierdo, que proporciona información sobre las zonas no visibles en la PA, como la retrocardíaca y los senos costofrénicos posteriores.
La lectura radiológica debe ser cuidadosa y metódica, comenzando por un análisis global en el que se valores las características técnicas con que se ha realizado la radiografía.
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Después de una visión global de la radiografía de tórax, es aconsejable efectuar un análisis sistemático en el que se tomen en cuenta:
Sólo después de analizar cada una de las zonas señaladas se estará en condiciones de detenerse en una imagen unilateral o bilateral que altere la forma, la densidad radiológica y el dibujo de los campos pulmonares. Dicha alteración podrá consistir en un aumento de la claridad radiográfica o, por el contrario y con más frecuencia, en una disminución de la misma.
En ocasiones, el examen radiográfico convencional se completa con otro tipo de proyecciones que permiten delimitar mejor las características de la patología observada.
Referencias:Roca, J. y Xaubet, A. Exploraciones complementarias. FARRERAS-ROZMAN. Medicina Interna. Duodécima edición. Ediciones Doyma. pp: 683-686 |
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